23/3/20



Todos sus monstruos imaginarios fueron superados por la realidad.

Ahora estar despierto era más confuso que soñar y no sabía si ya era tiempo de desempolvar sus pensamientos mágicos. Varios años apoyándose en la evidencia habían segurizado su forma de entender el mundo.  No eran tiempos de monstruos, ni menos rezos o cualquier tipo de cosa que sonara imaginaria.
No era tiempo de recordar locuras adolescentes, sin embargo las corduras de la madurez comenzaban a volverse frágiles. Revisó una vez más, como tantas, sus pasos antiguos. Algunos no parecían ni tan viejos pero el calendario insistía en situarlos distantes. Bueno, que sabe el tiempo de distancias.  

Su mano pareció abrazar la taza de café,
a esta hora el café era lo único posible de ser abrazado.



M O R

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